El viaje de la vida

Mi viaje de hoy, el viaje de la vida. Me subí al autobús, en el que solo había un puesto desocupado, justo el que no me gusta porque voy de espaldas a la vía a la que me dirijo.

Para evitar el mareo que me produce ir de espaldas, decidí poner mi atención en algo nuevo de mi viaje “al revés”: observar la ciudad desde esa perspectiva.

Pude ver edificios desde otro ángulo, detalles que no había podido ver antes, observé y fue emocionante la nueva visión de ir dejando el camino transitado al que normalmente iría dando mi espalda.

No frecuento mirar hacia atrás, no obstante, hoy me di cuenta de que es necesario y bonito observar cómo en mi andar voy dejando experiencias, personas y lugares; a la vez, he decidido reconocer todo lo que hizo en mí el tránsito por ese lugar.

A la velocidad del bus voy entretenida viendo rostros que no conozco, gente que conversa, algunos están solos, otros comen, unos ríen. La diversidad es inmensa y me sorprende gratamente.

Observo cómo todo es momentáneo, a medida que el autobús avanza voy dejando de ver lo que me impresionó, lo que me gustó y también lo que no me gustó.

Destaco de mi observación de hoy lo bonito de prestar atención a los detalles que, además, marcan la diferencia.

El sonido de stop del bus me saca de ese momento en el que estuve inmersa en mis reflexiones, y sin tardar me doy cuenta de que ahora somos menos en este trayecto.

En algunos momentos podemos sentir que estamos solos, que muchos se han quedado en diferentes sitios. Por eso, para seguir felizmente la ruta en la que aún vamos, es esencial nutrirnos del camino, de la diversidad, de las dificultades, de las personas con las que nos cruzamos, llenar el corazón de amor y agradecer por lo transitado.

Vamos avanzando, cambiando, dejando lugares, aprendiendo de las experiencias, cultivando amistades, amores, unas veces diciendo adiós y otras dando la bienvenida.

Unas veces vamos de frente a las circunstancias y otras les damos la espalda, y así, seguiremos el camino, aceptando lo que trae para cada uno y, en mi caso, permitiendo que me siga sorprendiendo.

La próxima vez que me suba al bus buscaré sentarme en un lugar que me permita ver, como hoy, lo mejor de mi recorrido.

Por: Emilcy Lucente

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4 respuestas a “El viaje de la vida”

  1. Modestina Lucente dice:

    Me permitió reflexionar… gracias Emi, Melli, mi familia amada.

  2. Andrea dice:

    Me encantó!! Gracias! 💜

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