Vampiros emocionales: qué son y cómo deshacerte de ellos

Hablemos de los vampiros emocionales

Recuerdo vívidamente el momento en que mi amiga Emily me presentó el concepto de un vampiro emocional. Emi los definió como individuos que te dejan sintiéndote peor que antes de interactuar con ellos. Con el tiempo, también he llegado a entender que los vampiros emocionales, consciente o inconscientemente, prosperan al drenar la luz y la inspiración de las almas creativas.

Las almas creativas, son compasivas y empáticas por naturaleza, y los arquitectos del futuro de la humanidad. Sin embargo, los vampiros emocionales las perciben como amenazas y buscan implacablemente extinguir su potencial.

Las causas que los generan

Varios factores impulsan a las personas a exhibir comportamientos de vampiro emocional: inseguridad, celos, baja autoestima o traumas no resueltos. Su falta de empatía y tendencia a controlar/manipular provienen de una falta de interés a trabajar en sí mismos.

En mi viaje de liderazgo, he aprendido que actuar desde mi inteligencia emocional y atención plena me permite interactuar con los demás con integridad, respeto y abundancia.

Los grandes líderes reconocen sus propios traumas y están dispuestos a sanarlos y crear espacio para que otros también vivan su potencial y sean testigos de su propia grandeza.

Asteya, un principio que significa no robar

Este principio está constantemente en mi lista de quehaceres porque se trata de no dejar a otros en “llenar el tanque de gas”. No robar significa mucho más que tomar físicamente algo de alguien más: habla de robarle energía, tiempo, creatividad y el potencial a otros.

Pero, ¿por qué dejamos entrar a los vampiros emocionales?

¡Parecen preocuparse por nosotros! Incluso pueden decirte que quieren lo mejor para ti, pero si somos curiosos, podremos ver cuál es su verdadera intención.

Reevalúa tu círculo social

Romper relaciones tóxicas no tiene por qué ser una lucha. Así es como eliminé al último vampiro emocional de mi vida:

  • Confié en mi intuición incondicionalmente. En otras palabras, dejé de tratar de convencerme de que lo que pensaba y lo que me decía mi corazón era mentira.
  • Honré lo que mi cuerpo estaba sintiendo. Si lo sentía, lo honraba.
  • Establecí límites y corté la comunicación, porque, aunque el espacio y la energía parecían ilimitados, no lo eran.
  • Dejé de esforzarme incansablemente por demostrar que soy digna: no importa lo que hagamos, los vampiros emocionales no tienen la capacidad de reconocer nuestro valor, porque ni siquiera pueden ver el suyo propio.
  • Entendí que el respeto, el honor y la paz vienen de mí primero, no de su validación. Y me rodeé de amigos que me honran y respetan durante los días en que no puedo hacerlo por mí mismo.
  • Dejé de intentar encontrar el lado positivo o lo que también llamaba mi hábito de “positividad tóxica”. No hay mensajes entre líneas. Libérate de justificarlos.

Mi historia

Recuerdo cuando empecé a enseñar yoga. Estaba obsesionada con ser exitosa, ¡y mi motivación era tan tangible! Me sacaba de la cama todos los días. Nada podía detenerme. Trabajaba como bartender hasta las 3:00 o 4:00 de la mañana y luego me comprometía a ir a enseñar la clase de las 5:30. Había un deseo imparable por ser la mejor.

Un vampiro emocional detectó esto… y trató de detenerme.

Creo que, de alguna manera, lo hizo. Y está bien. Estoy trabajando en sanar.

Hoy, mientras practicaba, seguí pensando: ¿cómo sigo adelante cuando una parte de mí se siente rota?

Practicar la atención plena, enfocarme en la abundancia que existe dentro de mí y aferrarme a mi gente fueron las respuestas que obtuve.

Solía tolerar la toxicidad por miedo, pero me di cuenta de que mi tiempo es invaluable y priorizar mi bienestar es esencial.

No se trata de buscar validación externa, sino de nutrir nuestra energía interna. Pienso en personas como Kobe Bryant, que dedicaron su vida a honrar la pasión que existía dentro de ellos. No significa que todo le saliera bien en cada práctica/juego, pero su impulso y curiosidad eran imparables.

¿Qué pasa cuando falta la motivación, o alguien amenaza con robártela?

Me sigo diciendo a mí misma: “no puedes dejar que te la quiten”.

He aprendido que estas cosas deben venir de mí.

Nuestra práctica nos pide que la construyamos incluso en los días más difíciles, pero con una curiosidad similar a la de Kobe, incluso si todavía no sabemos cómo sanar y no sabemos cómo llegar allí, ¡lo descubriremos! Es una elección.

¿Identificas a un vampiro emocional en tu vida?

Si es así, ¿puedes establecer límites y embarcarte en tu viaje hacia tu libertad?

Por último, por favor, debes saber que, si estás atravesando un ciclo tóxico, salir de mi propio ciclo me llevó casi siete años.

Si quieres hablar más, Meli y yo estamos acá.

Mantente fuerte, porque ya casi lo logras.

Por: Chia Gemmato

Sígueme en Instagram: @chichigemm

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