Debanhi y miles más: ¿de quién es la culpa?
Tragedias como la de Debanhi Escobar siempre terminan por sacar, a la vez, lo peor y lo más sensato de cada quien. Quizás toda la vida el ser humano ha sido así, pero las redes sociales han servido para evidenciarnos como “opinólogos”, hasta haberse convertido en un problema mundial.
De esta “opinología”, lo bueno, es que podemos comprender más la psique de cada sociedad, que tiene muchas cosas en común en todos los países de Latinoamérica, para bien o para mal.
El debate no puede faltar tras la viralización de un feminidicio. Viralización, porque mientras se hablaba de Debanhi, en Uruapan, Michoacán, encontraban el cuerpo de Naomi Montes de Oca, de 24 años.
¿Hay inconsciencia de parte de las mujeres que no se cuidan entre ellas o a sí mismas, o no se debe culpar nunca a la víctima?
Esta dualidad es complicada cuando se vive en México, un país que reporta 839 mujeres desaparecidas solo en 2022, de ellas 16 encontradas sin vida. Ahí es cuando una, como mujer, se ve obligada por el terror a desarrollar estrategias de supervivencia.
Si vas a usar el autobús, buscas una parada concurrida, a la vez que haya otras mujeres o personas de la tercera edad para sentirte respaldada, imaginas qué hacer si te sientes en potencial peligro y generas toda una táctica rudimentaria de seguridad.
Lo mismo si tienes coche: mirar para todos lados antes de subirte, estar preparada para arrancar a toda velocidad si ves un movimiento sospechoso en algún semáforo o durante el trayecto, no dejarlo en sitios solos o no irte muy tarde.
Ir al antro y nunca dejar el vaso de tu trago solo, planificar el regreso, no emborracharte, mandar la ubicación en tiempo real…
Y sí, al final nos tenemos que cuidar, porque vivir sin esos sistemas predeterminados en la mente no es opción. Lo que pasa es que no todo el tiempo estamos enfocadas, atentas, de humor, con la energía para hacerlo. Somos humanas, al fin y al cabo.
Pero, ¿por qué esta debe ser la norma? Este código implícito que todas conocemos, pero ninguna comentamos ya que “es normal”, es cotidiano. ¿Por qué?
Es insensato, entonces, justificar a un asesino, a un violador. Por donde se vea.
Sí, desear no tener que desarrollar técnicas de seguridad es una utopía que solo se vive en Suiza. Eso no significa que por un día que a una chica se le olvide, no sea capaz de aplicar “el sistema”, o a unas muchachas de 18 años no les preocupe dejar a su amiga sola, veamos como normal que a Debanhi la hayan asesinado.
Somos países con violencia normalizada e interiorizada, en el caso específico de los feminicidios, con un machismo exacerbado.
Parece una explicación muy desgastada, hasta cliché, pero que funciona si pensamos que la sobreprotección maternal y la costumbre de no dejar el nido y hacer nuestro propio nido en la misma casa, de generación en generación, forja individuos llenos de inseguridades.
Inseguridad que se refleja en todos los aspectos de la vida, sin excluir las relaciones amorosas que, aunadas al machismo entendido como el hombre proveedor y la mujer débil, inmaculada y puritana, producen situaciones que podemos resumir en frases como: “si no es conmigo, no es con nadie más”, por poner un ejemplo.
Ello ha creado la idea, además, de que existe un derecho dominante sobre nosotras, legítimo y justificado, porque si no tenemos al lado a un hombre que nos protege, somos del dominio público.
El machismo es una realidad, es cultural, lo que no nos exime de que sea aberrante y condenable.
#NiUnaMenos
Por: Melissa Pérez-Segnini
Etiquetas: Debanhi, Debanhi Escobar, feminicidios, feminicidios de México, Feminismo, México feminicida
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Buendía, ahora sí para dejar solo mi comentario muy personal.
Soy una mujer de 51 años y desde los 16 salí de casa a estudiar fuera, no sé si fue mi sentido común o la desconfianza generada por ir de un pueblo a la ciudad. Siempre fui desconfiada y hasta la fecha. Aquí lo que yo veo. Es una falta de solidaridad y realidad. Somos mujeres. Y a veces entre nosotras mismas nos destruimos con comentarios mal intencionados y provocando que caigamos en situaciones que de ahí deriven en burlas y manipulaciones por medio de situaciones que nos pueden llegar avergonzar. Pero el punto más importante, es porque nosotras mismas no aprendemos a cuidarnos. En casa tenemos la mejor seguridad que podemos hallar en el mundo. Mamá y papá. Y créanme. Tienen un radar especial para las amigas y amigos, si te dicen. No me cae creeme. Es por algo
Si sales. No mientas. Vas al antro, al bar
Di eso. Voy a tal antro, con fulana y mengana. Vas al café. Es voy a tal café con tal y tal persona
Mamá ya llegué y si aquí están todas. Te vas a mover de ahí
Mamá. Nos vamos a tal lado, ya llegamos
No es niñeria, no es ser ñoña. Es mi vida la que anda rodando en la calle.
Estas ya borracha. Mamá,papá se me pasaron las copas. Me quiero ir a casa.
Voy en tal taxi, número tal. Osea. Es tan fácil cuidarse uno mismo. Siempre siempre. Avisa a papá a mamá. A la tía que quieres mucho y te quiere
A la madrina, a quien tú sepas que no te dejará tirada en medio de la nada.
Amate, vive todas las aventuras que quieras, pero afianzate a alguien. Que sea tu ancla de seguridad
No mientas,. No tengas miedo de hablar a papá a mamá. Si te van a cagotear disculpe la expresión
Pero vas a estar VIVA para poder decir. Si me equivoqué, no vuelve a pasar