Parece muy fácil decir que tenemos el poder de manejar un dolor emocional de forma inteligente para sanar con rapidez. Pero sí, es cierto.
Aprender a gestionar el dolor emocional es un arte que, quizás, terminamos por aprender ya muy tarde, pasados unos cuantos añitos, después de haber vivido situaciones con sufrimiento, es decir, lacerándonos en un círculo repetitivo del que nos costó horrores salir.
Sin ánimos de minimizar lo que cada quien siente, porque cada quien vive sus procesos de formas diferentes y depende mucho de su historia, su crianza, sus niveles de apego, aquí te dejo cuatro tips que puedes probar para atravesar por ese proceso emocional y, de a poco, aminorarlo, apaciguarlo y superarlo.
Aceptar el dolor emocional
Las etapas de un duelo van desde la negación, rabia y tristeza hasta la aceptación. Hay personas que se quedan estancadas en la negación por años, lo que no les permite evolucionar a las siguientes etapas del proceso.
Para superar la negación, es indispensable reconocer nuestro ego: eso que se terminó, ¿nos duele porque se terminó, porque no tuvimos el control de la situación o porque no la manejamos a nuestro antojo?
Normalmente conocemos la realidad: sabemos que ese familiar enfermo no lo va a superar, que esa amistad ya está desgastada, que no nos llevamos bien con nuestra pareja. Aceptar las realidades nos ayuda a entender la vida, a sobrellevar y a aprender a vivir con lo que nos duele, hasta superarlo.
Tú eliges cómo enfrentas la vida
Cuando sucede algo que nos duele, parece imposible ver la vida con positivismo, pero hacerlo definitivamente es una decisión.
Este no es un consejo para una persona con depresión clínica, pero sí para el ser humano común, que vive la tristeza como cualquier otra emoción. Está bien no estar bien todo el tiempo.
Entonces, para cambiar el enfoque y decidir cómo enfrentar la vida, es importante mantenernos atentos a los pensamientos que tenemos, qué decimos y cómo nos proyectamos: ¿son positivos o negativos?
Si son negativos, aprender a identificarlos y buscar cambiarlos de inmediato es un hábito complicado, pero posible. Con el tiempo, ese será tu nuevo hábito.
Mira en tu interior
La rutina nos hace vivir en piloto automático, muchas veces estamos atentos a la vida misma y al servicio de los demás, y nos olvidamos de nosotros.
Recuerda que eres un ser humano que necesita cuidados no solo por fuera, sino también por dentro para cultivar tu bienestar. Cuida tus pensamientos y enfócate en lo que te hace bien, en lo que te da paz y felicidad.
Evita los malos hábitos
Es común que, al sentirnos mal, dejemos de lado nuestros hábitos sanos porque no hay motivación para cocinar, hacer ejercicios, y en cambio, podemos tender a los excesos porque desinhiben y relajan, como de alcohol, compras compulsivas, drogas, apuestas, comer mal, entre otros.
Identificar que estamos teniendo malos hábitos y aceptarlo es el primer paso para comenzar a cambiar el chip y regresar a la rutina sana, que al final, te hará sentir bien en todos los sentidos, mucho mejor que con la felicidad momentánea que nos dan los vicios.
Por: Melissa Pérez-Segnini