Casi 30 por Melissa Segnini | Ilustradora

Barbie: ni ellos, ni nosotras… todos

Barbie mantiene la premisa “sé lo que quieras ser” no solo como eslogan, sino también para englobar las opiniones sobre su nueva película.

La cinta es lo que tú quieres que sea: increíble, nostálgica, buena, mala, aburrida, incluso algunos han salido con la idea de proabortista…

De Barbie todos quieren opinar, porque la monstruosa manera en la que manejaron su marketing así lo decidió.

Ha sido tildada de feminista pura y eso es innegable, pero apelando a la sensatez: ¿qué esperaban?

El mundo de Barbie, más allá de Mattel, ha sido creado desde siempre por niñas. Fuimos y somos las artífices de sus aventuras. Es imposible, por ende, que toda la perspectiva de lo que ella es, no sea tan femenina.

Es por eso que Ken viste con colores brillantes, usualmente relacionados con la energía de la mujer, pero ello no le limita a estar atraído por Barbie. Y es por eso que Barbie niega estar enamorada de él y nunca durante todo el filme quiere besarlo: en la niñez, muy pocas piensan en el amor con esa connotación.

Warner Bros Pictures

Jugar a las Barbies era crear mundos ilimitados, por supuesto que entre ellos surgía el de la familia, pero no era la única opción.

De hecho, tener un Ken era un acontecimiento y no se era dueña de tantos como de Barbies. Una niña promedio, de una familia de clase media, podía tener a la Barbie doctora, la maestra, la piloto, la odontóloga, la clásica, y uno o ningún Ken.

¿Entonces por qué no se centraría la película en un tema netamente femenino?

Ahora, elegir el feminismo y exponer el machismo ciertamente se alinea con lo que la agenda mediática dicta en los años 20 del nuevo milenio, es indiscutible. ¿Marketing? Quizás…

Lo interesante es que haya generado tanta molestia la elección y el hecho de que se muestre un mundo al revés, donde la mujer es suprema y el hombre queda a merced de ella.

¿Por qué tan poca gente puede ver el corte de ironía que quiere plasmar la película si se hace ese desmontaje a su argumento principal?

¡Qué deleite ver al revés, del hombre hacia la mujer, la frase cliché: “no sé quién soy sin ti”! Y ahí es cuando, además, la película deja en claro que ellos no han sido olvidados, empezando por el hecho de que la historia de Ken se lleva una buena parte de la película.

Las risas en la sala no faltan mientras los estereotipos masculinos se disparan uno detrás del otro, y no hay alma que no se identifique con esas situaciones.

Después de una larga dosis de masculinidad tóxica, con Ken queriendo apoderarse de Barbie Land, todos entienden que no necesitan de una mujer para ser algo, ellos ya son algo.

Los Ken comprenden que son suficientes con existir y que no está mal llorar, tener sensibilidad.

Esta exposición puede sonar ridícula, pero no lo sería tanto si, como ya lo dicen los memes: “ah, pero ¿y si fuera al revés?”

Es impensable un mundo donde a los hombres se les mira sometidos por las mujeres, totalmente dependientes de ellas y sin valer por lo que son, pero es fácil entender uno donde las mujeres tienen ese papel, sobre todo en Latinoamérica.

Es irrelevante ver a una familia donde la mujer cría y el hombre provee, pero el escenario al revés es una rareza en la que, incluso, a ella se le califica como masculina y a él como afeminado, que aunque no debería, tienen socialmente connotaciones negativas.

Barbie es una exposición de cómo luce la supremacía de un género y el problema de que incomode es que ese género sea el de las mujeres. No es usual, no es “normal”.

Aunque sin dudas, un efecto secundario de ver la película para una chica puede ser salir más que empoderada de esa sala de cine, con sus excepciones, Barbie más allá de buscar la supremacía femenina, demuestra de forma contundente, con un mundo “al revés”, la urgencia de alcanzar una equidad de géneros.

Ni ellos, ni nosotras: todos.

Por: Melissa Pérez-Segnini

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