Es una verdad que duele, que incomoda, que no gusta y por la que nos siguen señalando de dramáticas: menstruar dignamente sigue siendo un reto en esta sociedad.
Así nos lo explicaron Victoria Michel, de la Fundación Mexicana por la Salud Menstrual, y Anahí Rodríguez, del Colectivo Menstruación Digna México, en una rueda de prensa organizada por ProFemme, Copa Menstrual.
Como mujeres, debemos insistir en los inaceptables, los no negociables respecto a vivir nuestra menstruación:
Que aún se esté discutiendo sobre presupuestos para insumos básicos
Todos dicen que no hay dinero para toallas, tampones, copas menstruales, pero sí se regalan condones en la vía pública, por ejemplo. Tenemos la idea de que no son necesidades urgentes.
Al hacer una invitación a poner un dispensador menstrual, la excusa siempre es el dinero, pero los baños están climatizados, con pantalla y otras comodidades. Tenemos que cambiar la idea de que no hay presupuesto, y eso se logra con educación, y en especial, con los hombres, que no menstrúan, pero dirigen países.
Que aún no sea un tema obligatorio en la educación básica
También se pone como excusa la falta de presupuesto para generar materiales educativos que asistan a los maestros en las escuelas. No hay capacitaciones para los docentes, para que sepan abordar el tema. Sería necesario complementarlo con visitas a las escuelas de especialistas en menstruación.
Que menstruar dignamente siga siendo un privilegio y no un derecho
Hay baños sin papel, sin agua, sin jabón, sin seguro en la puerta, sin un bote de basura. Es lo más común, cuando debería ser al revés.
Que no se hable del tema
Urge educar a los padres de familia, al personal de las escuelas. Son muy pocas las personas que pueden hablar libremente sobre la menstruación. Además, es importante hablar de todo el ciclo menstrual y no solo del periodo en el que estamos sangrando. Eso incluye el aborto. Que vean que somos personas cíclicas.
Que se vea como una desventaja
El 81% de las mujeres en México creen que tienen una desventaja por menstruar, en comparación con los hombres, pues es un proceso fisiológico que te va a acompañar, por lo menos, durante 40 años de tu vida.
Por: Melissa Pérez-Segnini