Desde finales de la adolescencia y en adelante, todo el tiempo me la pasaba analizando las situaciones comunes que nos suceden, de las que muchas veces somos inconscientes porque son inherentes al día a día, y que se acentúan cuando nos acercamos a los 30. De esas cosas que te hacen pensar: ¡ya ando actuando como señora!, y ese choque que puede generar en nuestro proceso hacia la adultez.